Métodos naturales

El uso de «métodos naturales para regular los nacimientos» está sujeto a debate, ya que puede expresar la aplicación de la mentalidad contraceptiva.

En efecto, desde el punto de vista del catolicismo, la encíclica Humanae Vitae contradice de cierta manera la encíclica Casti Connubii [1], al considerar lícito el uso de estos métodos naturales. Sin embargo, esta encíclica le atribuye algunas condiciones a este uso:

«Por consiguiente, si para espaciar los nacimientos existen serios motivos, derivados de las condiciones físicas o psicológicas de los cónyuges, o de circunstancias exteriores, la Iglesia enseña que entonces es lícito tener en cuenta los ritmos naturales inmanentes a las funciones generadoras para usar del matrimonio sólo en los periodos infecundos y así regular la natalidad sin ofender los principios morales que acabamos de recordar.»

Desde una perspectiva cristiana en general, la Biblia proscribe las relaciones sexuales durante la menstruación (que es normalmente infecunda):

«Cuando la mujer tuviere flujo de sangre, y su flujo fuere en su cuerpo, siete días estará apartada; y cualquiera que la tocare será inmundo hasta la noche. (…) Y cuando fuere libre de su flujo, contará siete días, y después será limpia.» (Lev. 15:19, 28).

Y: Y no llegarás a la mujer para descubrir su desnudez mientras esté en su impureza menstrual» (Lev. 18:19, ver también Lev.15:24, Ez.18:6, Ez.22:10)
«Cualquiera que durmiere con mujer menstruosa, y descubriere su desnudez, su fuente descubrió, y ella descubrió la fuente de su sangre; ambos serán cortados de entre su pueblo» (Lev. 20:18)

Algunos piensan que se trata solo de una ley ceremonial que ya no tendría vigencia para el régimen de la Nueva Alianza. ¡Pero esta interpretación no puede aceptarse, puesto que el capítulo 18 del Levítico incluye dentro de la misma categoría el incesto, el adulterio, la homosexualidad, la zoofilia y el sacrificio humano! Se trata, en realidad, de crímenes contra la familia.
En todos los casos, lo que prescribe el Levítico tiene como objetivo preservar la salud de la pareja, ya que se corresponde con lo que conocemos hoy en materia de higiene:

  • las pérdidas sanguíneas que suceden durante la menstruación contienen toxinas,
  • se observa un aumento de la virulencia de los gérmenes, lo que provoca un riesgo de contraer infecciones,
  • el contacto de los espermatozoides con la sangre de la mujer puede también provocar esterilidad en ella, debido a la producción de anticuerpos antiespermatozoides[2].

Por último, los métodos de regulación natural de los nacimientos no amenazan la vida de los niños eventualmente concebidos, al contrario de lo que sucede con los métodos de contracepción química. Estos métodos se basan en la observación del cuerpo a fin de determinar con bastante precisión los períodos fecundos. El más conocido es el método Billings (conf. http://www.woomb.org/bom/index_es.html).


1. Casti Connubii fue promulgada por Pío XI en 1930 como reacción a la Conferencia de Lambeth, de acuerdo a la cual los anglicanos votaron una resolución que autorizaría el uso de contraceptivos artificiales dentro del matrimonio «por motivos graves». Esto trajo aparejado luego un viraje del mundo protestante hacia la aceptación sin condiciones de la contracepción y del aborto, despreciando las Sagradas Escrituras.

2. La sanción impuesta por Lev. 20:18 para las relaciones sexuales durante la menstruación, «cortados de entre su pueblo» podría bien referirse a esa esterilidad y no a la excomunión.

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